La delgada línea entre incentivar a las nuevas tecnologías y crear otra burbuja es el quebradero de cabeza de los gobiernos de Europa. En Alemania, las tarifas eléctricas a consumidores se han más que duplicado por el excesivo coste de las subvenciones solares, mientras el precio de generación caía a mínimos históricos gracias al desplome del carbón y el gas. El sufrido hogar alemán no ha visto un euro de mejora, sino más de dos veces de empeoramiento. El segundo coste de la electricidad más caro para hogares de la Unión Europea. Mientras todos los años nos dicen que el que viene van a ser competitivas, las sobrecargas por subvenciones siguen pesando en el bolsillo del ciudadano.
El caso británico y el error alemán muestran la importancia de que los gobiernos hagan compatible el apoyo a nuevas tecnologías con un coste energético que no hunda la competitividad
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